Actualmente la principal limitación de la agricultura de regadío es la disponibilidad de agua, tanto en términos de calidad como de cantidad. Esta carencia es un aspecto muy relevante a la hora de garantizar el futuro del regadío, dado que suele ser el primer sector al que se le aplican restricciones en el suministro de agua durante los periodos de escasez (García-Vila y Fereres, 2012). La escasez de agua representa el grado en que la demanda supera los recursos hídricos disponibles y puede ser debida a diversas causas (Pereira et al., 2002): la aridez, la sequía, la desertificación o el estrés hídrico.