domingo, 30 de diciembre de 2018

Las políticas de adaptación al cambio climático no serán eficaces sin una verdadera planificación hidrológica nacional

Uno de los desafíos más importantes que tiene España actualmente a resolver es la desigualdad existente en un bien de primera necesidad como es el agua. Aun más si cabe, porque en el futuro se espera un agravamiento de esta situación debido al cambio climático, dado que los modelos de previsión auguran una reducción generalizada de las precipitaciones y disponibilidad de agua en España conforme avanza el siglo XXI. A este respecto hay que recordar que el agua es un elemento clave a considerar al plantear medidas adaptativas o mitigadoras de los efectos del cambio climático. Dado que existe una fuerte interrelación entre el agua y la energía (nexo agua-energía), y entre el consumo de energía y las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), que en último término son las responsables del calentamiento global.  Como dato indicar que en 2018 (enero-noviembre) según Red Eléctrica de España el factor de conversión medio fue de 0,245 kg CO2eq/kWh. Por ello, la racionalización del uso del agua y la energía es fundamental para combatir el cambio climático.