lunes, 18 de mayo de 2015

¿Son seguras las balsas de riego?

Actualmente, la preocupación por la seguridad ha trasladado a las balsas de riego, los criterios y planteamientos de las presas (Real Decreto 9/2008). Todo ello ha provocado una gran confusión, tanto técnica como administrativa, debido principalmente a que las balsas para riego son totalmente diferentes a las presas, aunque se tratan de obras con ciertas analogías. 

Balsa de riego de una comunidad de regantes


Las diferencias más significativas entre las balsas y las presas son: 
  • Las balsas suelen ser elementos de almacenamiento y regulación, no de captación. Por lo tanto no cierran u obstaculizan un cauce.
  • El caudal de entrada en la balsa es perfectamente conocido y controlado.
  • Las balsas se construyen donde se necesitan, utilizando el material excavado para los diques, e impermeabilizando tanto el dique como el vaso, en la mayoría de los casos.
  • La mayoría de balsas no son de gran dimensión, aunque en algunos casos se hayan ejecutando balsas impermeabilizadas con geomembranas con capacidad superior a 1 hm3.
  • El número de balsas se estima en un rango entre 50.000 y 80.000, frente a las 1.300 presas existentes en el territorio español.
  • Las balsas nunca han tenido un marco normativo concreto.
  • En la inmensa mayoría de las balsas su único aprovechamiento es el regadío. En las presas los aprovechamientos son más diversos, ya que habitualmente se combinan aprovechamientos para abastecimiento, regadío e hidroeléctricos, siendo por tanto su explotación más compleja, traduciéndose en operaciones y tareas de mantenimiento más delicadas que para las balsas.
  • La capacidad destructiva de una balsa es muy inferior a la de una presa, y además no está alimentada por un caudal de avenida.
  • Además la zona de propagación de la rotura puede ser más de una, al contrario que las presas, donde la propagación de una posible rotura siempre se encauza por el cauce que corta la presa.
  • La mayoría de las balsas son gestionadas y explotadas por entidades con escasos recursos tanto económicos como humanos. Mientras que en las presas las entidades explotadores, suelen ser la propia Administración y/o empresas privadas (como hidroeléctricas, relacionadas con el abastecimiento, etc).
Todo ello ha provocado que desde diferentes foros y asociaciones, como es el caso de la Federación Nacional de Comunidades de Regantes de España (FENACORE) y de la Asociación Técnica Española de Balsas y Pequeñas Presas (ATEBA), se esta proponiendo que los requerimientos exigibles a las balsas sean acordes a este tipo de obras, tratados de manera independiente a las presas, y atendiendo a la idiosincrasia del sector agrario en el que están encuadradas.
Un gran trabajo de investigación, y un referente, relacionado con toda esta problemática es la Tesis Doctoral del Dr. Francisco Javier Sánchez Romero, titulada "Criterios de seguridad en balsas de tierra para riego". Este trabajo ha sido dirigido por mi profesor de física el Dr. Juan Bautista Torregrosa Soler, de quien guardo un grato recuerdo por sus clases de primero de agrónomos en la Universidad Politécnica de Valencia. 
Esta tesis, de donde he extraído la información para elaborar este post, destaca por el desarrollo tanto de los criterios de seguridad en la fase de proyecto y construcción, como otros criterios en la fase de explotación, teniendo siempre en cuenta la singularidad de este tipo de infraestructura hidráulica. Entre las conclusiones de este estudio destaco lo siguiente:
  1. Las balsas de tierra impermeabilizadas para riego son obras muy seguras, tal y como lo demuestra la experiencia y la escasez de incidencias.
  2. Las balsas de riego impermeabilizadas con geomembranas son un tipo de obra hidráulica que ha presentado, hasta la fecha, un comportamiento excelente. Las causas de su buen comportamiento se pueden resumir en: (i) estado no saturado de los materiales que conforman el dique y el vaso, debido al excelente comportamiento de las geomembranas; (ii) control de los caudales de entrada, lo que hace prácticamente imposible el vertido por coronación; (iii) control de caudales de salida, facilidad y rapidez de respuesta en el vaciado, frente a posibles incidencias detectadas en la balsa; y que (iv) muchas de las balsas construidas disponen de su red de drenaje de detección de fugas, lo que hace que las incidencias se detecten en una fase temprana.
  3. El estudio de la situación actual, y de la problemática asociada a las balsas de tierra para riego, indica la necesidad de establecer una normativa específica para este tipo de obra, que contemple las peculiaridades y particularidades de las mismas. Esta normativa debe satisfacer, tanto las exigencias estrictamente técnicas (proyecto y construcción), como las de explotación, vigilancia y mantenimiento, así como las de su clasificación en función de los daños potenciales y las medidas a tomar frente a posibles incidencias.
  4. Del estudio de las patologías e incidencias que afectan a las balsas, se determina que: (i) las patologías que las afectan son en su gran mayoría pequeñas incidencias que no perjudican el normal funcionamiento de la balsa, y que son fácilmente reparables; (ii) las patologías que presentan mayor peligro de ruina de la obra, son las relacionadas con la tomas de fondo u obras sumergidas en general, estas patologías suelen causar accidentes graves asociados a tubificaciones del dique que pueden llegar a colapsar la balsa; y (iv) las tuberías en presión en contacto directo con el terraplén, hormigonadas o no, suponen otro de los puntos críticos, ya que la rotura o fugas en la tubería, supondría el colapso de la balsa.
  5. Las últimas tendencias en el diseño constructivo de balsas de tierra para riego, inciden en que el principal problema potencial, asociado a las balsas de tierra es la erosión interna (tubificación), resolviéndose el problema mediante la ejecución de los denominados drenes estructurales que son el filtro dren chimenea y/o dren pantalla, y el filtro dren de envuelta asociado a las estructuras que atraviesan el dique y obras sumergidas.
  6. Respecto a la impermeabilización del vaso de la balsa: (i) resulta arriesgado confiar la impermeabilidad del vaso a las arcillas ya que independientemente del tema de la seguridad, supone añadir a las pérdidas por evaporación las pérdidas por filtración; (ii) la solución de impermeabilización que presenta un mejor comportamiento, son las geomembranas, debido básicamente a su total estanqueidad a efectos prácticos y a su elevado alargamiento en rotura sin pérdida de estanqueidad; (iii) de los tipos de geomembranas más extendidos, el PEAD y PVC son los que presentan un mejor comportamiento; (iv) considerando que el envejecimiento de la población de geomembranas instaladas en balsas en España, y su comportamiento clave en su seguridad, y hablando de “seguridad real”, deberían plantearse unas políticas de incentivación de rehabilitación de balsas, y en concreto del cambio de geomembrana.
  7. Implantación de normas de explotación en las balsas de riego.
  8. Documento para las revisiones de seguridad.
  9. Respecto a los Planes de Emergencia es necesario, replantear estos documentos desde el punto de vista de las balsas.
De todo lo expuesto, se desprende que las balsas de riego en general son obras muy seguras, y que los requerimientos exigibles a las mismas sean acordes a este tipo de obras, atendiendo a su naturaleza y a la idiosincrasia del sector agrario.

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