viernes, 25 de septiembre de 2020

Efectos positivos del regadío para la sociedad

Actualmente una parte de la sociedad tiene una imagen muy sesgada y distorsionada de la agricultura de regadío de nuestro país. A este respecto, de acuerdo con el Catedrático Julio Berbel de la Universidad de Córdoba, "el libro EXTERNALIDADES POSITIVAS DEL REGADÍO aporta una visión positiva del riego en tiempos en los que solo nos llega críticas de una sociedad que no comprende la naturaleza de la agricultura en general ni del riego en particular


Este libro, coordinado por el citado Catedrático, ha contado con la participación de investigadores de un gran prestigio. Para mi ha sido un verdadero honor poder intervenir en el mismo (Capítulo 10. Aplicación de las Tecnologías de la Información y la Comunicación en el regadío), junto a grandes referentes del sector. A continuación muestro algunos de los efectos positivos del regadío que son tratados en este libro, y de cuyo texto me he servido para la redacción de este post. Para una mejor compresión y análisis de los mismo, recomiendo encarecidamente la lectura del citado libro (se puede descargar pinchando sobre el título del mismo).

Paisaje. El regadío sostenible perdura, vivifica y moldea el territorio, crea paisaje y, a la postre, patrimonio cultural. Los mosaicos de parcelas que caracterizan los ecosistemas agrarios ganan variedad y color cuando se riegan. Las acequias y canales, flanqueados por árboles y vegetación, son elementos paisajísticos lineales característicos del regadío y ricos en diversidad. Los arroyos y desagües de las zonas de regadío recogen flujos de retorno que dan vida a pequeños bosques de ribera. Los ingenios y las estructuras hidráulicas que sirven para mover, dirigir y elevar agua son a menudo tesoros de la ingeniería que jalonan ríos y canales o motean el campo testificando la presencia de pozos para el riego. Y este bagaje lo han transmitido regantes e ingenieros de generación en generación, de modo que los buenos regadíos modernos también cuidan su impacto ambiental y visual. La sociedad valora esta diversidad paisajística y de manera creciente hay instituciones que velan por proteger aquellos paisajes de mayor valor y donde la naturaleza se integra con la función agraria.

Seguridad alimentaria. El regadío juega un papel fundamental a la hora de abordar los desafíos de seguridad alimentaria, tanto a nivel global como en el caso particular de España. El aumento de la producción de alimentos para hacer frente a las crecientes necesidades futuras de la población mundial requerirá la expansión del área regada y una mejor disponibilidad de agua (tanto en el espacio como en el tiempo), así como una mayor eficiencia en el uso de los recursos. Además el cambio climático afectará tanto a la producción agrícola futura como a la disponibilidad de agua, impactando así en la seguridad alimentaria a nivel global. Por tanto habrá que producir más con menos.

El desarrollo regional. El regadío es uno de los pilares básicos del desarrollo rural y desarrollo regional. El regadío dinamiza un territorio, lo que se observa a partir de los diversos efectos que provoca tanto económicos, como sociales y antrópicos. Contribuye de forma excepcional a la cohesión y estabilidad social pues genera una fuerte demanda de mano de obra y favorecen el intercambio comercial de productos e insumos, con los consiguientes flujos económicos (de consumo y ahorro). Incide en la renta y la economía de un territorio, los asentamientos poblaciones, en el empleo, la calidad de vida, la creación de empresas o la valorización de los productos.

La mejora socioeconómica. La agricultura de regadío como un sistema multifuncional, que suministra a la sociedad todo un conjunto de bienes y servicios. Como media para el conjunto de España, en comparación el secano, cabe afirmar que el regadío multiplica por 4,8 la generación de riqueza y por 4,5 la generación de empleo. De esta manera, el regadío constituye un instrumento eficaz para la fijación de la población en las zonas rurales, favoreciendo con ello la vertebración del territorio. Además, el regadío favorece igualmente el desarrollo a todo un conjunto de sectores económicos relacionados con el mismo, tanto ‘hacia arriba’ de la cadena de valor (empresas de suministros y maquinaria agrícolas, servicios técnicos y financieros, etc.), como ‘hacia abajo’ (agroindustria, transportes, comercio mayorista y minorista…).

El regadío es el principal soporte de un mundo rural que retiene a los jóvenes y a las mujeres en los pueblos evitando una pérdida de talento hacia las ciudades. El riego mantiene una densidad de población que permite servicios y calidad de vida y que remunera a los agricultores y trabajadores del campo mejor y de manera más estable que el secano. La densidad de población crece significativamente en función de la superficie regada, existiendo así mismo mayor proporción de jóvenes y mujeres. La presencia de regadío influye positivamente en la creación de industrias auxiliares, servicios, construcción, infraestructura y en todos los indicadores de la actividad económica.

Los servicios ecosistémicos en la agricultura de regadío. El regadío genera importantes servicios ecosistémicos beneficiosos para la naturaleza y las personas que trascienden la mera producción de alimentos para su posterior comercialización, tales como la regulación de la calidad del suelo y del agua, el secuestro de carbono, el apoyo a la biodiversidad y los servicios culturales, la mejora del paisaje, el mantenimiento de la vida rural y otros. Estos valores positivos o servicios ecosistémicos tienen particular importancia en los sistemas agrarios tradicionales, tales como el “Regadío histórico de l’Horta de València”, la “Uva pasa de la Axarquía”(Málaga), o los “Olivos milenarios del Territorio Sènia”, que ya han recibido el reconocimiento de organismos internacionales (FAO, UNESCO); así como en otros que probablemente merecerían ese reconocimiento (acequias del Sur de Sierra Nevada, olivares de Jaén) y que son valorados por la población más allá de su papel tradicional de proveedor de alimentos, que es compatible con unos valores ambientales positivos cunado se respetan las prácticas agrarias sostenibles, ya sean tradicionales o innovadoras.

Mitigación del cambio climático (captura de CO2). La fotosíntesis es el proceso responsable de la entrada de carbono en la parcela, transformando CO2 atmosférico en compuestos orgánicos que se incorporan a la biomasa del cultivo. Como datos señalar que se estima que los frutales de Aragón tienen una captura neta de CO2 de unas 660.000 toneladas anuales (equivalente a la generación de unos 287.500 ciudadanos). El olivar de riego inmoviliza de manera permanente un volumen de CO2 sensiblemente superior al del secano, contribuyendo de este modo a la mitigación del efecto invernadero. Estos datos hay que tomarlos no obstante con precaución no porque dependen mucho de prácticas culturales como tipo de laboreo o gestión del abonado, no obstante, son un primer avance de una línea de trabajo muy importante para el regadío y de este modo poder argumentar con base científica lo que estos primeros trabajos preliminares ya avanzan, y es la existencia de una captura neta importante de GEI por frutales de riego.

Los regadíos ante el cambio climático. El cambio climático de forma paulatina va a producir efectos muy importantes que atañen al regadío: (i) una disminución de las lluvias y en consecuencia una reducción en la disponibilidad de recursos hídricos; (ii) un aumento de las necesidades de agua de los cultivos como consecuencia de la subida de las temperaturas y la variación de otros parámetros meteorológicos que incrementarán la evapotranspiración y por último (iii) un incremento en la frecuencia de fenómenos extremos (precipitaciones torrenciales y sequías). El regadío español ya ha empezado a tomar medidas de adaptación y mitigación del cambio climático. La primera de ellas ha sido la relativa a la mejora de la eficiencia del riego a través de los procesos de modernización de las zonas regables. El regadío está actuando para mejorar la eficiencia energética y disminuir el coste de la energía mediante la instalación de plantas fotovoltaicas por las comunidades de regantes en las estaciones de bombeo. De igual modo se desarrollan nuevas técnicas de fertirrigación y uso de fertilizantes que permitirán reducir las emisiones y la lixiviación de nitratos hacia los acuíferos subterráneos evitando su contaminación y ahorrando costes al regante.

El binomio agua–energía en la transición energética. Las obras hidráulicas y el regadío están muy ligados a la gestión energética de nuestro país. El gran patrimonio hidráulico de embalses y balsas ha favorecido la sostenibilidad energética y alimentaria de España. Ante la transición energética, la simple producción de electricidad es un problema resuelto con energías renovables. El almacenamiento de energía para poder gestionar la oferta y la demanda de electricidad no está resuelto y en este sentido los embalses de regulación y las centrales de bombeo son el gran vector de estabilización de red eléctrica. El 99,4 % del almacenamiento a gran escala en el mundo se realiza con agua, con más de 100 grandes centrales de bombeo en construcción. La gestión eléctrica con predominio de energía eólica y solar no predecibles se parecerá cada vez más a la gestión del agua, que pasa de sequías e inundaciones en cortos periodos de tiempo. En este sentido, el modelo de gestión público – privada del agua a través de Confederaciones y Comunidades de Usuarios, que tiene un reconocimiento mundial, pueden ser extrapolable a la transición energética.

Aplicación de las Tecnologías de la Información y la Comunicación. Uno de los principales objetivos del regadío español es hacer totalmente compatible su actividad con el medioambiente al objeto de garantizar el buen estado cuantitativo y cualitativo de las masas de agua tanto superficiales como subterráneas. Este objetivo se está consiguiendo mediante una gestión basada en la modernización de las infraestructuras de transporte y distribución, de los sistemas de aplicación de agua en parcela y mediante la implementación de las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación (TICs), el análisis de Big Data. La implantación de sistemas de riego inteligente está siendo fundamental para garantizar la sostenibilidad de la agricultura de regadío y la alimentación de la población, y de este modo alcanzar el equilibrio entre la intensificación sostenible de la producción alimentaria de calidad y la adaptación al cambio climático.

También es importante recordar el papel de la agricultura como sector estratégico y esencial. La epidemia del coronavirus ha servido para poner de manifiesto que la agricultura es una actividad esencial. La seguridad del abastecimiento de la población consiste en que la cadena alimentaria en su conjunto funcione de manera fluida y eficiente, en la que tanto hemos avanzado estos últimos años. En España hemos visto como en toda esta crisis, el abastecimiento de alimentos ha estado garantizado en todo momento, gracias al contar con un regadío potente. Pero la única forma de que la sociedad no olvide el papel jugado en esta crisis por los agricultores es insistir y hacerlo mejor cada día.

Por último, me gustaría felicitar públicamente al Catedrático Julio Berbel por su colosal trabajo en la coordinación de este libro, así como a todos los que han hecho posible la elaboración del mismo.

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