El pasado 30 de marzo tuve el honor, junto a grandes expertos en la materia, de participar en la mesa redonda “La gestión del recurso en tiempos de escasez. Planes de sequía en las comunidades de regantes” dentro de la XXI Jornada Técnica de FENACORE, donde pude exponer una breve presentación titulada “Experiencia de la C.R. del Campo de Cartagena en la gestión de la escasez de agua”. Esta magnífica jornada técnica sirvió como punto de encuentro de una gran cantidad de expertos del mundo del regadío procedentes de diferentes universidades, centros de investigación, comunidades de regantes, ingenierías, empresas y de la administración. Estuve encantado de poder saludar e intercambiar impresiones con muchos de ellos. Unos de los principales temas de conversación, y debatido ampliamente durante la Jornada, fue como hacer frente al duro periodo de escasez de agua que estamos sufriendo en muchas zonas regables de nuestro país.
Tal como ya he señalado en posts anteriores, uno de los mayores problemas de la agricultura de regadío es la escasez de agua. Las perspectivas futuras no son muy halagüeñas por el calentamiento global. Dado que las predicciones sobre el cambio climático auguran una importante reducción de los recursos hídricos disponibles y un aumento de las necesidades hídricas de los cultivos. Por ello es necesario seguir promoviendo diferentes actuaciones para conseguir una agricultura de regadío sostenible frente a la falta de agua. Entre las mismas se podrían encontrar las siguientes:
- Llevar a cabo una verdadera planificación hidrológica nacional como uno de los principios rectores de la gobernanza del agua. El agua es una cuestión de estado, y debe quedar al margen de las disputas partidistas.
- Interconexión entre las diferentes cuencas hidrográficas con la implantación de sistemas de gestión, que utilicen modelos y herramientas para estimar la disponibilidad de los recursos hídricos en cada región y su variación con el tiempo. De esta forma se puede buscar un equilibrio entre la oferta y la demanda, favoreciendo la asignación de los recursos con criterios sociales, económicos y ambientales.
- Cesiones de derechos, que deben estar regulados por la administración para evitar la especulación con un bien tan preciado como es el agua.
- Desarrollo de una contabilidad del agua en las tres escalas de gestión del agua de riego: cuenca, zona regable y parcela. Tanto en valores cuantitativos como cualitativos. Conocer la trazabilidad de cada metro cúbico de agua aplicado.
- Delimitación y caracterización de las masas de aguas subterráneas. Uso de los denominados pozos de sequía. Evitando la sobreexplotación de acuíferos.
- Uso de los recursos no convencionales. Potenciar la reutilización de las aguas regeneradas para regadío y la desalinización, tanto de agua salobre como agua de mar, pero a un precio que pueda ser asumido por el agricultor.
- Gestionar de una manera conjunta y más eficiente los recursos hídricos y energéticos en las tres escalas de gestión del agua de riego: cuenca, zona regable y parcela. Dando prioridad en el uso aquellos recursos que presentan un menor consumo energético. La gestión del agua del regadío debe ser trasparente, eficiente, sostenible y equitativa.
- Completar la modernización de regadíos.
- Extender y generalizar el empleo de indicadores de gestión a cualquier ámbito geográfico, con el fin de desarrollar un amplio proceso de benchmarking que permita una mejora continua de las zonas regables.
- Fomentar la aplicación de las tecnologías de la información y la comunicación (TICs) para aumentar la eficiencia y la productividad de la agricultura de regadío, y en general, reducir los impactos sobre el medio ambiente.
- Distribución del agua por cupos. De esta manera se fomenta un buen uso del agua en parcela, dado que el agricultor que no realice un uso eficiente del agua, no perjudicará a toda la colectividad, sino así mismo.
- Promover y desarrollar sistemas de captación de aguas pluviales en las parcelas agrícolas.
- En los núcleos urbanos disponer de redes separativas de pluviales.
- Cubrir las balsas de riego para una reducción de la evaporación y mejorar la calidad del agua.
- Seguir reduciendo la demanda de agua en parcela, con la aplicación de las últimas tecnologías. Continuando la evolución de los sistemas actuales hacia sistemas de riego aún más eficientes, como riego de precisión, riego deficitario controlado o el riego localizado a baja presión.
- Fomentar las buenas prácticas agrícolas mediante la formación continua de los agricultores. Presencia de técnicos cualificados, como los ingenieros agrónomos, en las explotaciones agrícolas.
- Fomentar la investigación.
Para finalizar, mostrar mi total convencimiento que para resolver los grandes desafíos a los que se enfrenta el regadío es imprescindible la unidad y trabajo conjunto de las diferentes administraciones, centros de investigación, universidades y regantes, siempre con el apoyo y participación de las empresas públicas y privadas del sector.
NOTA: En color azul están los enlaces a diferentes fuentes de información, principalmente a enlaces de posts que he escrito en relación con esta temática.
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