miércoles, 17 de junio de 2015

Incorporación del agua marina desalinizada en la agricultura de regadío

La incorporación de agua marina desalinizada en las regiones áridas y semiáridas es una de las estrategias llevadas a cabo para hacer frente a la escasez de agua. La principal ventaja de la desalinización de agua marina es su condición de recurso hídrico inagotable y no sujeto a variaciones climáticas. Como principal inconveniente persiste el elevado consumo energético asociado a su producción, generando un coste del agua producto muy elevado y un nivel de emisiones de gases de efecto invernadero poco compatible con las políticas demandadas para el control del cambio climático.

Una planta desalinizadora

lunes, 18 de mayo de 2015

¿Son seguras las balsas de riego?

Actualmente, la preocupación por la seguridad ha trasladado a las balsas de riego, los criterios y planteamientos de las presas (Real Decreto 9/2008). Todo ello ha provocado una gran confusión, tanto técnica como administrativa, debido principalmente a que las balsas para riego son totalmente diferentes a las presas, aunque se tratan de obras con ciertas analogías. 

Balsa de riego de una comunidad de regantes

jueves, 30 de abril de 2015

La sostenibilidad de la Cuenca del Segura depende del Plan Hidrológico Nacional

La Directiva 2000/60/CE del Parlamento Europeo y del Consejo, de 23 de octubre, conocida como Directiva Marco del Agua (DMA), incluye criterios medioambientales en la gestión y regulación de los recursos hídricos, la protección de los mismos ante la contaminación, así como la conservación del medioambiente y de la biodiversidad. La DMA establece un marco comunitario de protección y gestión de las masas de agua, y fija el año 2015 como fecha para alcanzar el objetivo de conseguir un buen estado ecológico de las mismas


Cuenca del Segura

jueves, 26 de marzo de 2015

Modernización del regadío: ¿sólo una reducción del consumo de agua?

Recientemente se han publicado dos documentos contradictorios sobre la modernización de los regadíos en España:
  1. Un informe de la organización WWF/Adena: Modernización de Regadíos. Un mal negocio para la naturaleza y la sociedad.
  2. Una nota de prensa del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente: Fruto de la modernización de los regadíos y el uso eficiente del agua. Aumenta la superficie regada en España pero se mantiene una tendencia a la baja en el volumen de agua de riego utilizado en el sector agrario.
A continuación voy a exponer mi visión sobre la modernización de los regadíos basada en mi tesis doctoral (Estudio de la evolución de los regadíos mediante técnicas de benchmarking: aplicación en la Región de Murcia). Debo significar que en España, según el Instituto Nacional de Estadística, el uso del agua en el sector agrario ha descendido de 17.681 hectómetros cúbicos en 1999 a 15.833 en 2012. Por tanto se ha producido una reducción del consumo de agua de la agricultura de regadío.



lunes, 23 de marzo de 2015

La sostenibilidad de la agricultura de regadío frente a la escasez de agua

Actualmente la principal limitación de la agricultura de regadío es la disponibilidad de agua, tanto en términos de calidad como de cantidad. Esta carencia es un aspecto muy relevante a la hora de garantizar el futuro del regadío, dado que suele ser el primer sector al que se le aplican restricciones en el suministro de agua durante los periodos de escasez (García-Vila y Fereres, 2012). La escasez de agua representa el grado en que la demanda supera los recursos hídricos disponibles y puede ser debida a diversas causas (Pereira et al., 2002): la aridez, la sequía, la desertificación o el estrés hídrico. 



domingo, 15 de marzo de 2015

Veinte medidas para abordar la escasez de agua en el regadío

Como ya he indicado en posts anteriores, uno de los mayores problemas de la agricultura de regadío es la escasez de agua. Las perspectivas futuras, en muchas regiones áridas y semiáridas, no son muy halagüeñas por el calentamiento global. Dado que las predicciones sobre el cambio climático auguran una importante reducción de los recursos hídricos disponibles y un aumento de las necesidades hídricas de los cultivos. Todo ello debido a una disminución generalizada de las precipitaciones, aumentos en la temperatura, la evaporación y la evapotranspiración, junto a una disminución de la recarga de acuíferos y de la escorrentía.