jueves, 29 de septiembre de 2016

La explotación intensiva de acuíferos y minería del agua subterránea

En las zonas más áridas de España el uso de las aguas subterráneas para el riego de cultivos de alto valor, y también para usos urbanos, ha crecido de forma continuada debido a su disponibilidad a un coste asequible. La utilización del agua subterránea aumenta la garantía de disponibilidad de agua para sus distintos usos, lo que se puede considerar como un seguro. Buena parte de los acuíferos explotados intensivamente, incluso los sometidos a minería del agua subterránea, pueden aportar esa reserva. Así, en la sequía de 2005–2009 en el Levante español, los acuíferos jugaron un papel importante al aportar agua de reservas, parte de las cuales son minería del agua subterránea.

Mapa de la sobreexplotación y contaminación de acuíferos

Hay explotación intensiva de acuíferos cuando se ha modificado de forma significativa el funcionamiento natural y las relaciones con su entorno, lo que va acompañado de una progresiva disminución de las reservas de agua subterránea, que tienden a una estabilización (reservas dinámicas) que en buena parte son lentamente recuperables tras el cese de la explotación. Mientras que la minería del agua subterránea existe cuando las extracciones superan a la posible recarga, se produce una continuada disminución (consumo) de las reservas o su reemplazamiento por aguas salinas, de modo que la recuperación tras un hipotético cese de la explotación requiera al menos 50 años.
En este sentido se puede considerar a la minería del agua subterránea como una forma más de minería de sólidos o fluidos (gas natural o petróleo), de modo que la actividad cesa con el agotamiento práctico de las reservas utilizables. Sin embargo, hay diferencias importantes, como: 
  1. El agua es vital mientras que la otras substancias no lo son. 
  2. En muchos casos, con el agua se atiende y da empleo en el lugar del recurso o en su entorno a una importante población, mucho mayor que la asociada a la minería clásica. 
  3. El agua subterránea, en la mayor parte de los casos, ya tiene una función ecológica importante que va a disminuir, degradarse o desaparecer, y esto y los servicios que proporciona pueden tener un valor económico, social y sentimental significativo e importante.
Las consecuencias de la minería del agua subterránea, que son comunes con la explotación intensiva de los acuíferos, pueden ser: 
  • Afecciones a manantiales, caudal de base de ríos y humedales.
  • Un encarecimiento del agua extraída por mayor profundidad de extracción.
  • En algunos casos subsidencia del terreno.
  • Una pérdida de calidad del agua por la intrusión de aguas salinas o de pero calidad.
En este sentido, en el Levante español hay diversos manantiales importantes que se han secado o con caudales mermados y el caudal de los ríos principales ha ido disminuyendo o se ha secado, aunque las causas son complejas y poco estudiadas. Diversos humedales han sido afectados. Existe deterioro de la calidad del agua en parte de los acuíferos. Por otro lado, los tiempos de recuperación de los acuíferos con mayor intensidad de explotación y minería del agua subterránea, en el supuesto de cese de las extracciones, pueden variar entre 30 años y más de 1000 años, más comúnmente entre 50 y 200 años
En el Levante español la extracción de agua subterránea en los acuíferos intensamente explotados se puede valorar en unos 700 hm3/año para una recarga estimada del orden de 200 hm3/año. Se estima que unos 400 a 500 hm3/año proceden de la disminución de reservas de agua subterránea, de los que alrededor de 200 a 300 hm3/año pueden considerarse como minería del agua subterránea propiamente. Los acuíferos más intensamente explotados son los costeros, los próximos a las grandes demandas de riego, población y turismo y los del Altiplano Murciano y Alto Vinalopó, además de los en relación con el Campo de Dalías.
La relación extracción/recarga en los diferentes acuíferos intensamente explotados es frecuentemente mayor que 1, muchas veces hasta 5. En algunos acuíferos los descensos del nivel desde el inicio de la explotación superan ampliamente los 100 m, hasta más de 300 m. No se conoce bien qué parte de ese descenso es dinámico y qué parte que es debido a minería del agua subterránea, si bien los valores mayores son debidos en buena parte a la extracción minera.
En el Levante español son comunes costes/precios del agua subterránea entre 0,2 y 0,4 €/m3, según las circunstancias, en aumento por el incremento del coste de la energía para el bombeo. Muchos aspectos económicos de la minería del agua subterránea son comunes con los de la explotación intensiva, aunque el hecho de que el recurso no sea renovable tiene un coste de escasez y un valor de opción. En las situaciones de explotación intensiva y de minería del agua subterránea del Levante español y de Canarias, la evolución actual de los costes/precios afecta poco por ahora a las extracciones, aunque a más largo plazo se puede producir una disminución de la superficie regada, que en parte ya se ha ido produciendo en algunos lugares.
Hay que significar que la explotación intensiva de acuíferos y concretamente la minería del agua subterránea en el Levante español y Canarias ha permitido el desarrollo económico y social continuado, evolucionando con las circunstancias, aunque acompañado de costes hidrológicos, ambientales y sociales. De hecho, aunque la explotación minera de un acuífero no es hidrológicamente sustentable a largo plazo, puede ser una opción razonable a corto y medio plazo. La gran inercia y resiliencia de los recursos de agua subterránea ha permitido las adaptaciones y cambios socioeconómicos necesarios, aunque con retrasos y costes adicionales debidos a una insuficiente observación de la evolución y su interpretación, tanto por la administración, como por los gestores y políticos, como por los propios usuarios. 
Finalmente el papel que pueden jugar los acuíferos con descensos de nivel importantes está relacionado con las características socioeconómicas de cada zona y con los intereses de los directamente afectados. Podrían seguirse explotando los acuíferos hasta que lo permitan los costes o la calidad del agua.
AGRADECIMIENTOS: Este post no hubiera sido posible sin la colaboración totalmente desinteresada de un gran experto en la materia: el Dr. José Luis García Aróstegui, Científico Titular del Instituto Geológico y Minero de España y Profesor Asociado de Hidrología e Hidrogeología de la Universidad de Murcia. A quien agradezco públicamente su asesoramiento y dedicación.

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